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Un trabajo de milésimas de milímetro para ver la inmensidad del Universo a -250 °C

El Centro Astronómico de Yebes (Guadalajara) opera con un radiotelescopio de 40 metros que se cuenta entre los más potentes del mundo. Lo que pocas personas saben es que ese lugar es también un centro tecnológico, único en su clase, de diseño y fabricación de componentes para la Radioastronomía. Estos equipos de observación reciben desde el espacio señales que son billones de veces más pequeñas que las emitidas por un teléfono móvil. Para mantener la sensibilidad de los receptores, es necesario eliminar el ruido térmico operando a temperaturas de 250 grados bajo cero dentro de un criostato de última generación con helio de gran pureza en su interior. En Promega hemos construido el criostato en el que se produce este ‘milagro’ astronómico para observar a años luz de distancia de nuestro planeta. Ha sido un proyecto de altísima complejidad, un desafío para nuestros metrólogos que trabajaron con planos técnicos que en algunos de los componentes -en aluminio, cobre y oro- exigían precisiones medidas en micrómetros (milésimas de milímetro). Al dedicar, desde la fundación de la compañía, una parte importante de nuestra facturación a inversiones tecnológicas, hemos podido emplear las máquinas de fresado más precisas del mundo y entregar con éxito el criostato. Hoy, las fronteras del Universo son más cercanas para la ciencia y podemos decir que hemos hecho una modesta aportación.

En Promega hemos construido el criostato en el que se produce el ‘milagro’ astronómico para observar a años luz de distancia de nuestro planeta

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